domingo, 25 de noviembre de 2012

Derecho Humano a vivir en Paz.


http://es.scribd.com/doc/114635386/Derechos-Humanos



Muchos factores ponen en peligro la Paz, es decir, la realización de los derechos humanos de todos y todas. Uno de ellos -el que preocupa más al movimiento pacifista- es la actual opción belicista y de rearme de los gobiernos, sobre todo (aunque no únicamente) la de aquellos que, agrupados bajo el paraguas atómico de la OTAN, aumentan cada día los gastos militares y continúan adelante con las operaciones tipo Irak, Libia o Afganistán.

Y aunque en estos momentos tengamos la vista y el compromiso puestos en situaciones muy cruentas como las de Siria o Gaza, denunciamos que en España este nuevo y preocupante belicismo se desarrolla a un ritmo vertiginoso: instalación de un escudo antimisiles en la Bahía de Cádiz, aumento exponencial de la producción y venta de armas, gigantesca deuda militar (unos 30.000 millones de euros), participación en las guerras de Oriente Medio lideradas por EE.UU., reforzamiento de las grandes bases militares de Andalucía, presupuesto militar que decrece poco y en muchísima menor proporción a la que lo hacen los de Educación y Sanidad, participación directa en una intervención militar en Malí, etc.




Las organizaciones que trabajan por la Paz y el Desarme no cesamos en la denuncia de peticiones absurdas y peligrosas  como la que han hecho en estos días tres almirantes de la Marina de Guerra de España pidiendo 240 millones de euros más para instalar en los buques de la Armada sofisticados sistemas de misiles como los que llevan los destructores norteamericanos (véase: http://www.abc.es/blogs/tierra-mar-aire/public/post/escudo-antimisiles-la-participacion-de-las-fragatas-espanolas-costaria-250-millones--14408.asp).

Pero, además de estas denuncias, y de actividades como las Marchas contra las Bases (con casi 30 ediciones), etc., quienes abordamos el cumplimiento de los derechos humanos desde la óptica de la Paz y el Desarme tenemos una apuesta ideológica principal: animar la construcción de una CULTURA DE PAZ, es decir, una nueva cultura planetaria donde el cuidado de la Madre Tierra, la satisfacción de las necesidades de todos los habitantes del planeta, la igualdad de la mujer, la abolición de todos los arsenales de destrucción masiva, la cooperación solidaria internacional, etc., sean los objetivos inmediatos y prioritarios. El movimiento por la Paz y el Desarme ha de animar a que muchos actores (de los ámbitos de la Ciencia y la Ética, la Educación y la Cultura, la Espiritualidad y la Sociedad, la Política y la Economía, etc.) trabajen juntos en la dirección de una nueva Cultura de Paz. Este es el camino para que el cumplimiento de los derechos humanos sea una realidad plena.

domingo, 18 de noviembre de 2012

La Noviolencia activa, opción personal y política

La Paz es un ideal humano difícil. En estos días asistimos, una vez más, a la puesta en marcha de operaciones militares de extraordinaria dureza –en general contra población civil indefensa– del gobierno de Israel hacia Palestina. Y ello a pesar de la gran presión internacional para que cesen esas actuaciones tipo “Operación Plomo fundido” (enero 2009), presiones que no han logrado aún que el gobierno de Israel, que detenta unas 100 ojivas atómicas, abandone su enloquecido comportamiento.

Aquí, la presencia de las grandes bases de Rota, Morón y Gibraltar, o el tránsito de submarinos y buques militares con enorme poder destructivo, son otro ejemplo de que la Paz, en todas partes, no es un objetivo fácilmente alcanzable. Las fábricas de armas en Andalucía (General Dinamics en Alcalá de Guadaíra, Navantia en la Bahía de Cádiz, Airbus Military en Sevilla, etc.), junto a la instalación del escudo antimisiles en la Base de Rota, hacen de nuestra comunidad autónoma un territorio fuertemente militarizado y preparado para que España, la OTAN y EE.UU continúen sus intervenciones humanitarias por todo el Mediterráneo y Oriente Medio.

España negocia la venta a Arabia Saudí de un total de 3.000 millones de euros en tanques y continúa así su senda de crecimiento exponencial de ventas de armas, situándose en uno de los primeros productores y vendedores de armamento en todo el mundo. Por otra parte, su abultada deuda militar, estimada en unos 30.000 millones de euros, junto a un tímido recorte del gasto militar (muchísimo menor que el que sufren los ámbitos de la Educación o la Sanidad) terminan de dibujar un sórdido panorama belicista por parte del estado español, es decir, por parte de los gobiernos del PSOE y el PP que en La Moncloa se han sucedido. El Movimiento por la Paz, sin embargo, no ha dejado en estos años de oponerse a esta línea belicosa de los distintos gobiernos de Aznar, Zapatero, etc., y ha mostrado en numerosas ocasiones su capacidad de resistir a esa tendencia armamentista gubernamental, además de exponer a la opinión pública sus alternativas a favor de la Paz, el Desarme y la Cooperación Internacional.

La Paz es un ideal humano difícil de alcanzar, ciertamente; y mucho más en estos tiempos donde la llamada crisis -en realidad, una ofensiva de ciertos poderes para imponer criterios económicos y políticos muy antisociales- azota con tanta violencia a la ciudadanía mediante políticas de austeridad dictadas por los mercados. La Noviolencia no es que esté de moda. Lo que está de moda es todo lo contrario: competitivismo, implantación de un orden social muy conservador, belicismo, ausencia de democracia real, golpe de estado económico, etc. En suma, quebrantamiento de la idea de los Derechos Humanos como guía de la convivencia social y su sustitución por el ordeno y mando de los poderes financieros y las  multinacionales.

En este contexto, quienes, como las organizaciones que componen la Red Antimilitarista y Noviolenta de Andalucía, tratan de poner en marcha iniciativas sociales y políticas concretas por la Paz y el Desarme no lo tienen fácil. Es por ello que me alegro de que en la provincia de Cádiz continúen surgiendo propuestas como la I Jornada de la Paz en el Campus Universitario de Jerez para el día 23 de noviembre, o el Máster en Cultura de Paz y Conflictos (UCA), etc. Porque lo cierto es que la Paz, como objetivo ético y político prioritario en el mundo de hoy, merece muchísima más atención de la que se le presta, ya que junto a la lucha por la Justicia y los DD.HH., o por el Medio Ambiente, o por la superación del patriarcado, etc., es, tal como se dice en el folleto anunciador de dicha Jornada, una auténtica necesidad.

Es verdad que la Paz tiene muchos aspectos y ángulos de abordaje: la transformación interior hacia una personalidad más equilibrada y rica, la puesta en marcha de todo un enfoque cultural alternativo, la acción política a favor del Desarme y la ausencia de guerras, la exigencia de que la Justicia acabe socavando las estructuras sociales violentas, etc. Todos estos ámbitos (ética, cultura, política, ciencia, espiritualidad, etc.) deben conectarse entre sí si se quiere avanzar hacia la Paz. Gandhi dio vida a esto al conectar ámbitos aparentemente alejados entre sí, el compromiso espiritual y el político:  Para contemplar cara a cara el Espíritu de la Verdad, uno debe ser capaz de amar la menor expresión de la creación como a uno mismo. Y un hombre que aspira a eso, no puede permanecer fuera de cualquier manifestación de la vida. Por ello, mi devoción a la verdad me llevó al campo de la política; y puedo afirmar sin el menor asomo de duda, y por supuesto con toda humildad, que aquellos que sostienen que la religión nada tiene que ver con la política, no conocen el significado de la religión” (Gandhi: Mis experiencias con la verdad). Para muchos de nosotros, lo que Gandhi –y otros más cercanos como Gonzalo Arias– expuso e hizo es un referente de enorme actualidad y utilidad para el mundo de hoy en los caminos concretos hacia la Paz. Por eso me permito terminar con una recomendación a la lectura de un pequeño libro sobre la Noviolencia activa que recoge muy bien las líneas directrices de su pensamiento aplicadas a la dura situación que vivimos en estos momentos: Noviolencia y transformación social, de Pere Ortega y Alejandro Pozo (ed. Icaria).

lunes, 12 de noviembre de 2012

Almas de destrucción masiva



En el mundo continúan existiendo decenas de miles de armas atómicas capaces de reventar el planeta en mil pedazos, como es sabido, varias veces. Puede verse al respecto el epígrafe 7 de este informe: http://www.sipri.org/yearbook/2012/files/SIPRIYB12SummaryES.pdf, donde se citan 19.000 bombas atómicas, aunque hay quienes calculan que podrían ser 22.000. Es decir, nuestro planeta es, por obra y gracia de ciertas almas de destrucción masiva (científicos, altos mandos militares, cúpulas políticas, fríos industriales, etc.), una especie de terrorista del sistema solar que lleva bajo el chaleco una colosal cantidad de TNT radiactiva. La gente, los pueblos, la civilización humana, la naturaleza, toda la vida sobre la faz del planeta, está en manos de unas cuantas almas de destrucción masiva.


Me pregunto si el presidente del sentido común, el sr. Mariano Rajoy, es o no un alma de destrucción masiva. Su afán, lo mismo que el del anterior presidente, sr. José Luis Rodríguez, de colocar en la Base de Rota un escudo antimisiles (un eufemismo para ocultar que se trata de un sistema de armas de ataque) indica claramente que admite y participa en la estrategia nuclear. Pero quizás, quién sabe, su alma no pretende nuestra destrucción masiva, sino solo la de quienes, en el lado de los posibles enemigos, un día se vean expuestos al incontestable poder atómico de nuestros aliados. Siendo así el problema -siendo otros los amenazados- no es un tema preocupante, ¿no?.

El pasado sábado día 10/11/12 se publicó un sorprendente artículo del exministro israelí de Asuntos Exteriores sr. Shlomo Ben Ami en la prensa nacional. El artículo (http://elpais.com/elpais/2012/11/05/opinion/1352137495_705368.html) se titula: “Cero armas nucleares, cero prejuicios” y consiste básicamente en una crítica a la campaña pacifista internacional Global Zero (http://www.globalzero.org/) al tiempo que en una defensa práctica de la posesión de armas nucleares por parte de Israel. Para este exministro laborista, Israel no es un caso de proliferación nuclear; Irán sí.


Shlomo Ben Ami dice en él que la exigencia de abolición total de las armas nucleares no es más que un “sueño de un mundo sin armas nucleares” y que el problema principal no son los grandes arsenales de EE.UU y Rusia sino el riesgo de la proliferación. Si la iniciativa Global Zero quiere credibilidad y legitimidad entonces, dice Shlomo, ha de  concentrarse en la amenaza que supone la multiplicación de estados nuclearizados”. El autor también dice, es cierto, que “Israel debe entender que su estrategia nuclear no es sostenible”, pero pone un significativo ejemplo: mientras no se solucione el problema de Cachemira, India y Pakistán no accederán a desnuclearizarse militarmente… aunque todavía no haya países árabes con poder atómico que, en este sentido, rivalicen con Israel.


Expone Shlomo Ben Ami en dicho artículo que la mayoría de quienes poseen armas nucleares lo hacen para contrarrestar así la superioridad del poder militar convencional de sus enemigos y da a entender muy claramente, a modo de justificación, que este es también el caso de Israel y su arsenal atómico. Y termina añadiendo que la pretensión árabe del desarme nuclear de Israel es equivocada si no acepta previamente un determinado “concepto de seguridad amplio de la región”, aunque no hace ni una referencia a qué clase de paz querría él para alentar a su nación a desnuclearizarse, con lo que su artículo queda muy cojo.

Me ha alarmado este artículo por una razón principal: porque creo que su autor está convencido –como posición de fondo– de que la posesión de armas nucleares por parte de Israel es lo que hasta ahora ha frenado una conflagración generalizada en la zona. Pero a mí me parece que esta creencia en la supuesta eficacia de la llamada “disuasión nuclear” es, en sí misma, una gravísima dificultad para alcanzar la paz. Tratar de colocar la pelota de la responsabilidad de la desnuclearización de la región en el tejado de los países árabes en vez de en el suyo propio, ¿no es una peligrosa pérdida de tiempo?. Por otra parte, ¿ni una palabra en ese artículo sobre la cuestión palestina que no sea la indirecta comparación de las justas causas de un pueblo, que sufre hasta límites indecibles, con el comportamiento militar de Hizbolá?. En suma, ¿qué es lo que quiere justificar Shlomo Ben Ami con eso de los ataques misilísticos a gran escala por parte de Hizbolá?, ¿cosas como que es comprensible que Israel posea ese arsenal atómico en legítima defensa ante, según él cita también, el uso de armas químicas en la región?.

Creo que este artículo sobre las armas nucleares en Oriente Medio tiene una gran significación. Porque bajo su pose supuestamente progresista (la que se fomenta desde El País) se esconde una peligrosa convicción –como he dicho– en la eficacia política de estas armas y porque, a la vez, se muestra comprensivo, por omisión, con un posible ataque militar occidental a las instalaciones nucleares iraníes.

Por mi parte, opino que la existencia de Israel depende, precisamente, del desarme nuclear al que ha de proceder por la vía más radicalmente urgente, del mismo modo que la comunidad internacional está en su derecho de presionar (no por la vía militar) a Irán y a otros países para que no se den más casos de “proliferación nuclear” (aunque este sea un concepto más que discutible).

 El escrito de Shlomo Ben Ami, dirigido a los países árabes, suena a o hacéis lo que Israel disponga en la zona o no desmantelaremos nuestro arsenal nuclear... Porque Israel tiene derecho a la existencia, sí, pero sobran algunas almas de destrucción masiva en la cúpula del Likud (en lo que el autor del artículo podría quizás estar de acuerdo) tanto como esa extraña paz fundada en la eficacia diplomática de las armas atómicas. Tampoco el título del artículo puede ser más desafortunado porque ¿es un prejuicio antijudío considerar que la posesión de ese arsenal no garantiza ni la existencia del estado de Israel ni la consecución de paz en la zona?; ¿es un prejuicio considerar que esas armas constituyen una permanente amenaza de guerra contra los pueblos vecinos y que, en consecuencia, son una losa sobre toda paz posible?, ¿es un prejuicio advertir que será el “realismo atómico” quien podría traer sobre Oriente Medio un inmenso desastre humano?.

Shlomo Ben Ami no suscribe la mentalidad belicista del partido actualmente en el gobierno de Israel, pero su objetivo sigue siendo claro: “obtener el apoyo internacional que tanto Israel como Estados Unidos necesitan para enfrentar a Irán” (http://www.project-syndicate.org/commentary/ahmedinejad-nuclear-enrichment-air-strikes-war-by-shlomo-ben-ami/spanish)


 Por su parte, España no es ajena, por supuesto, a la concepción de la diplomacia europeísta que con la mano izquierda habla de derechos humanos y con la mano derecha opera con grandes arsenales atómicos gestionados por la OTAN. No hay más que leer lo que aquí copio y pego (sacado de una página de nuestro Ministerio de Asuntos Exteriores:  http://www.maec.es/es/MenuPpal/Asuntos/Desarmeynoproliferacion/Paginas/Desarme.aspx)


… la no proliferación persigue que ningún país aumente su capacidad armamentística, es decir, que se mantengan tanto cuantitativa como cualitativamente los arsenales que ya existen. … La no proliferación representa un “equilibrio” pactado en el que los países de los que se trate posean una capacidad suficiente de autodefensa para la seguridad nacional y se logren la paz y estabilidad internacionales.


Entonces, es obvio que “no proliferación nuclear” no significa que no haya más armas nucleares en el mundo o que, por ejemplo, España no las use mediante testaferros (es decir, mediante tratados de cooperación militar con países poderosos que sí las detentan), sino que no las posean quienes no interesa que las posean. O, dicho de otro modo, la “no proliferación nuclear” es un régimen de cosas impuesto -por la fuerza- por los poseedores de los grandes arsenales y, además, un régimen sostenido con una sola y engañosa idea clave (que Shlomo Ben Ami comparte): o la humanidad acepta las armas nucleares que ya tienen China, Inglaterra, Francia, EE.UU., Rusia o que se prepare para la destrucción causada por la fabricación y posible uso de armas nucleares por parte de los estados fallidos o desobedientes

Pero esto, ¿no es una forma perversa y peligrosa de seguir adelante con el juego de la amenaza atómica haciéndonos tragar ese falso dilema como situación estática inapelable de la realidad nuclear militar en el mundo de hoy?. La respuesta es sí y la conclusión esta: el estado de guerra permanente en el que vivimos tiene una lógica interna que lo sostiene y dirige, a saber, la lógica de las almas de destrucción masiva.

Termino esta breve reflexión señalando algo muy relevante que todos conocen pero que se comenta demasiado poco: el llamado “Consejo de Seguridad” de la Organización de las Naciones Unidas (cuyo objetivo primero debería ser la paz entre las naciones) está compuesto actualmente por China (con 240 ojivas nucleares), Reino Unido (con 225 ojivas nucleares), Francia (con 300 ojivas nucleares), Rusia (con 10.000 ojivas nucleares) y EE.UU (con 8.000 ojivas nucleares) (fuente: Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz).

martes, 6 de noviembre de 2012

¿Seguro que llueve lo mismo para justos y pecadores?

Yo no estaría tan seguro de esa frase de la Biblia (del Evangelio de San Mateo, me parece). Lo digo porque, ante los ojos del Dios cristiano, todos (ricos y pobres) merecemos que el sol nos alumbre y caliente, todos merecemos que la lluvia nos dé de beber y riegue todos los campos, pero, divinas intenciones aparte, ¿cómo resignarse a que las inundaciones se ceben siempre sobre los más pobres y una espléndida lluvia de millones (procedente de los recursos públicos) caiga sobre los campos de los ricos que son cada vez más ricos?. Cuánto esfuerzo de la izquierda, de los trabajadores, de la ciudadanía en general, para construir una Cultura europea internacionalista, de los pueblos, de la igualdad de derechos y oportunidades, de la justicia social, de las libertades auténticas que generan los lazos de solidaridad humana frente a las tiranías, de la democracia real ya, para que ahora nos encontremos mandoneados por unos cuantos millonarios codiciosos e irresponsables que pretenden quebrarnos el espinazo y la dignidad.

Los justos padecen lo indecible y los pecadores hacen el agosto… Así que, en suma, no creo que llueva igual para justos que para pecadores. Preguntaré a mis amigos católicos a ver qué quiere decir una frase tan llena de ecuanimidad teológica pero, a la vez, tan exasperante desde el punto de vista de la justicia humana. No violencia. No matar. Bajo ningún concepto. Estoy totalmente de acuerdo, pero ¿qué hacer con quienes favorecen la muerte y la desesperanza al amparo de leyes tan injustas?, ¿qué hacer cuando quienes planean y ejecutan todo un sistema de injusticias se ceban impunemente sobre los trabajadores, sobre los más humildes, etc.?. Me acuerdo ahora de una canción de Violeta Parra en la que ella se preguntaba: Qué dirá el Santo Padre que vive en Roma que están degollando a sus palomas…

Cuando las cosas van tan mal porque los gobernantes se aplican, con tanta frialdad cómplice, a ejecutar órdenes sistémicas cabalmente antisociales que recortan los derechos sociales y dan la espalda a las necesidades básicas de la inmensa mayoría, hay que activar la conciencia ética, política, desde posiciones muy críticas, para que los poderosos adviertan que no pueden seguir por ahí. La Huelga General del 14 de noviembre debe servir para hacer oír todo esto al gobierno. Pero ya no sólo, por citar algunos ejemplos, para exigir convenios mejores, o condiciones de despido laboral menos dolorosas, o la dación en pago, que también, sino para cambiar el sistema y poner en marcha otro mundo mejor posible donde el derecho al trabajo, o a tener una vivienda, o atención médica, etc., no sean mercancías en manos de unos cuantos cuatreros sin alma.