domingo, 27 de marzo de 2011

No a la guerra

Un paso tuyo por la Paz no es mucho.
Un paso mío por la Paz tampoco es gran cosa.
Pero uno tuyo junto a uno mío y otro de aquél...
quizás logren que otros y otras también se sumen
al camino de la alegría y la dignidad que une
a todas las personas de la Madre Tierra.
 
La Paz es, desde luego, una poesía, una belleza
del corazón de los hombres y las mujeres que aman
y que deciden, sin sentimentalismos, ofrecer sus manos
para construir una vida nutritiva, creativa, llena de luz;
construir con el gesto concreto de pasos en las calles
de Andalucía, demostrando la ternura de nuestro pueblo.
(Jerez, 31-03-2011)
 
La Paz es desarmarse para dar un paso juntos y juntas
por la pasión de vivir, frente a los misiles y los generales
y los que defienden los Derechos Humanos a bombazos.
La Paz es mirar de frente a nuestros adentros y abrazar
nuestros miedos y juntos dejarlos atrás en favor
de la Esperanza.
 
El sufrimiento de los que padecen los bombardeos;
la locura sin freno de Gadafi o de Obama y sus armas,
que una y otra y otra vez disparan por ésta o aquélla causa;
el horror, una vez más, de las guerras justas y las injustas;
el cinismo de los que nos mienten y ocultan la verdad
porque desde las primeras páginas de los periódicos
lo único que vende es la carne roja herida y la dinamita...;
todos estos son los problemas con los que la Paz
que nace del corazón tropieza...
Pero juntos, por la Paz, un paso tuyo, un paso mío,
un paso de aquél que nos vio en la calle expresando
nuestra apuesta por la alegría, y la justicia, y la vida,
y la luz... y quiso acompañarnos; un  paso de todos
nosotros y nosotras, un paso nuestro a favor
de Libia, sí puede servir
para frenar al tirano Gadafi y para pedirle a Obama
que devuelva el premio Nobel de la Paz.
Caminemos por las calles, con nuestras caras, nuestras
manos, nuestras voces pidiendo Paz, nuestros corazones
bien visibles delante de los Ministerios "de Defensa" y de
las fábricas de muerte y destrucción como la de Rota,
la de Gibraltar, la de Morón, la de la Moncloa...
 
Serenamente, sin odio, sólo juntos y juntas, paso a paso,
con alegría, simplemente explicando, desde la Madre Tierra,
que la Paz es posible. Y a los tahúres que con trucos
nos presionan e intentan engañarnos para que aprobemos
la violencia y el militarismo sórdido de siempre les diremos:
NO A LA GUERRA, NO A LA GUERRA, NO A LA GUERRA.
 
(Cristóbal, 24-03-2011)

miércoles, 23 de marzo de 2011

En respuesta a Vicenç Fisas (sobre la guerra de Libia)




La irresponsabilidad y la contradicción no es del pacifismo, sino del belicismo (En respuesta, directa, a un escrito de Vicenç Fisas)
Las organizaciones y personas que defendemos la no intervención militar por parte de EE.UU., Francia, Inglaterra, España, etc., en Libia, no somos los que deseamos que esta partida la gane Gadafi, el cual, efectivamente, es un dictador que debe ser juzgado penalmente por el derecho internacional. Los que deseaban que esta partida la hubiera ganado Gadafi y nada hubiera ocurrido en Libia eran, precisamente, los que ahora le enseñan los dientes al dictador, es decir, los mismos que lo recibían hasta hace sólo un par de meses en todas las cancillerías occidentales. No, los pacifistas antimilitaristas y noviolentos no apoyamos a Gadafi ni queremos que éste siga matando a nadie. Han sido las potencias occidentales, no nosotros, las que le han apoyado, vendido armas, dado cobertura política y hecho muy rico. La irresponsabilidad y las contradicciones no están en nuestro tejado, Vicenç, sino en el de quienes han defendido a Gadafi durante años, es decir, la responsabilidad de los crímenes cometidos por Gadafi no es nuestra; está en el tejado de las potencias occidentales. No me parece bien que ahora, sólo ahora, se nos trate de tender una especie de trampa ética para forzarnos a que justifiquemos lo injustificable, es decir, para que, horrorizados ante lo que, ciertamente, Gadafi podría hacer con “su” pueblo, justifiquemos las “guerras justas” (lideradas por la OTAN), etc. Entonces, no comparto tu invectiva contra los pacifistas irresponsables, según tú, que seguimos diciendo NO A LA GUERRA.
Te conocí, Vicenç, hace unos 20 años atrás en Jerez. Me parece que fue en un encuentro de Educación para la Paz, organizado por la entonces Federación Ecologista-Pacifista Gaditana (hoy Ecologistas en Acción-Cádiz). Mi respeto hacia ti y tu trabajo es grande (y sigo leyendo tus libros), pero este escrito tuyo (“La izquierda y la intervención militar en Libia”, El País, 22-03-2011) me hace ver claramente que es tu “intervencionismo humanitario”, y no nuestro compromiso político frente a las guerras (las llamadas “justas” incluidas), el que carece de coherencia y de responsabilidad. Creo sinceramente que tu “discriminación” de las guerras que protegen (a las que apoyas) y de las que no protegen establece un trillado camino hacia la eternización de los conflictos armados, hacia una violencia sin fin y hacia una desesperanzadora desconfianza en la capacidad humana de encontrar soluciones pacíficas a los conflictos. Tu posición, en mi opinión, está lejos de la posición de quienes, como Gandhi, Lanza del Vasto, Luther King, Gonzalo Arias, etc., defendieron, desde un cabal sentido de la responsabilidad y la solidaridad humanas, la resolución pacífica de los conflictos.
No comparto tu punto de vista general y tampoco comparto un discurso entre líneas que empleas en el artículo. Ese algo subliminal que usas de forma provocadora (aunque sanamente provocadora) es, por lo demás, muy manido, y consiste en dar a entender que si no aceptamos una intervención armada como ésta, entonces o bien somos unos inocentes bienintencionados, o bien somos unos desconocedores de lo que realmente está ocurriendo en Libia, o bien somos unos incoherentes incapaces de actuar con responsabilidad, etc. Este es un discurso, ya digo, muy manido… igual que lo es, por supuesto, el de aquellos (me esfuerzo para que no sea mi caso) que dicen o piensan: todo el que apoye esta intervención es un esbirro de la OTAN.
 
Vicenç, no es que las personas que no justificamos esta intervención estemos respondiendo, como en un clic inconsciente, de tipo psicológico, a un trauma derivado de nuestros afanes antifranquistas. No. No decimos no a las guerras porque estemos proyectando inconscientemente un mecanismo de rechazo al padre (Franco) que nos enviaba a realizar trabajos forzados (la mili) o almacenaba en nuestro suelo armas nucleares (base de Rota) de EE.UU., etc. No, no es esto. Nuestro NO A LA GUERRA no es un mecanismo enfermizo, inconsciente, irresponsable, etc., de rechazo a autoridades del pasado que nos infringieron notables sufrimientos y nos colocaron ante colosales peligros (por ejemplo: Palomares). Tu frase: “Como es bien sabido, a la izquierda tradicional no le gustan las intervenciones militares ni, en general, las actividades militares. Creo que es una herencia del nefasto militarismo que vivimos en nuestro país durante el franquismo, que ha provocado un total distanciamiento hacia cualquier actividad militar. Esa actitud se traduce en un rechazo frontal hacia los gastos militares, las exportaciones de armas, las paradas militares, las políticas de defensa nacional, y lógicamente, las intervenciones en el exterior”, me parece, de verdad, una frase muy desafortunada. En el fondo es, quizás no intencionadamente, una frase muy descalificadora. Pero, en todo caso, es una frase que quizás (y sólo quizás) podría dar cuenta del movimiento antimili en la España de los años 80 y 90, pero no, claramente, de lo ocurrido con el referéndum anti-OTAN, el no a la guerra del 2003, etc. No aprobar la intervención de la OTAN en Libia no es una ‘reacción’ psicológica colectiva ante la dictadura de Franco. Nuestra opción por la Noviolencia es consciente, meditada, debatida en grupos, contrastada con la sociedad, testada con los acontecimientos, con anclajes históricos… No aprobamos las ‘intervenciones militares’ o las ‘actividades militares’, pero es por algo más que por un efecto inconsciente y obligado de una herencia del pasado. Vicenç, los ejércitos dictatoriales como los de Franco o los democráticos de Obama (el Nobel de la Paz) nos parecen la misma cosa. O, dicho más claramente y sin alargarme, los crímenes cometidos por Gadafi no son de diferente naturaleza a los crímenes cometidos por los responsables de los gobiernos de EE.UU., Inglaterra, Francia, etc., en tantos y tantos países durante tantas y tantas décadas. En la historia contemporánea de Latinoamérica, por ejemplo, hay desgraciadamente, como sabes, muchos ejemplos de “desprotección de la población” a manos de dictadores sostenidos por gobiernos de países “democráticos” con derecho de veto, actualmente, en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Pero, con toda sinceridad, sospecho que tu escrito está hecho más pensando en ti mismo que en los que seguimos trabajando por la Paz desde la óptica de la Noviolencia. Tu reflexión, que trata de provocar –saludablemente– a los que defendemos la no intervención, ¿no es, en realidad, una forma de justificarte a ti mismo, de justificar cambios en tu conciencia que, en tu intimidad, no has logrado aún aprobar del todo?. He releído varias veces tu escrito e intuyo que es así. Percibo que, en tu interior, no apruebas las guerras y las matanzas de ningún tipo, las cometa quien las cometa, ni con cobertura legal ni sin ella… pero que, ante la posible inminencia de una fuerte represión por parte de Gadafi en la zona rebelde, si la retomara, te ves en la circunstancia de cerrar los ojos y decir: de acuerdo, que la OTAN (los de siempre) lo arreglen… porque es el “mal menor”. Estas dudas y planteamientos son los que, me parece, están teniendo lugar dentro de tu conciencia. Este debate interno es, quizás, el que te lleva a presionar al movimiento por la Paz para que cargue con la culpa de quienes fraguaron este conflicto. ¿Has querido que sintamos la culpa de los asesinatos que Gadafi podría cometer, probablemente, si retomara toda la zona de Bengasi?, ¿has querido que ese sentimiento mine nuestras convicciones para que aprobemos que sean –lo que a ti no te parece muy incoherente, a lo que se ve– precisamente los pirómanos los que se pongan las medallas –las viejas y mohosas medallas de siempre– por apagar el incendio?.
Pero pienso que la clave de tu escrito está aquí: “Desde mi opinión, sin embargo, existe una actitud no discriminatoria que conduce a contradicciones de fondo, pues de esta forma no se da respuesta a qué hacer con las poblaciones que están en peligro y se escurre el bulto en momentos en que hay que activar el "derecho a proteger". Pero, ¿no está en peligro la población palestina, la argelina, la saharaui, la tibetana, la irakí, la afgana, la iraní…?. ¿Cuántas discriminaciones de las que tú reclamas habríamos de realizar para aprobar “intervenciones humanitarias” (armadas, de la OTAN) en cuántos países y conflictos?. ¿No es mayor “contradicción de fondo” aprobar un bombardeo para proteger a una población en Libia y no reclamarlo para defender a la población palestina?. Y te pregunto directamente: ¿no es una “contradicción de fondo” tuya, personal, trabajar por la Paz defendiendo el intervencionismo armado de, justamente, las potencias que asolan el mundo con sus armas y sus poderes económicos?, ¿esta no es la contradicción, íntima, tuya, en la que tratas de implicarnos a quienes no aprobamos las guerras tras haber comprobado, en Irak y Afganistán, lo que estas “intervenciones humanitarias” y contra los tiranos son y significan?.
Nos acusas, Vicenç, de “escurrir el bulto” y de desproteger a las personas que necesitan protección. Quizás no es tu intención acusar, pero en el contexto (no nuevo) del debate sobre el “intervencionismo humanitario”, en el de la actual circunstancia y en el de tu propio artículo, la expresión “escurrir el bulto” endosada a quienes pedimos la disolución de la OTAN, denunciamos las ventas de armas a Libia por parte de las potencias occidentales, apoyamos las revoluciones democráticas en el norte de África y Oriente Medio, dijimos no a los bombardeos de la OTAN en la ex-Yugoslavia, y nos opusimos y oponemos a las guerras de Irak y Afganistán, etc., esa expresión, digo, suena a acusación, a inculpación por omisión de obligaciones éticas de proteger… que se nos suponen a todos los seres humanos. Creo que la posición del “NO A LA GUERRA” es que, también en estos momentos de guerra en Misrata, Bengasi, etc., hay que proteger, por supuesto, a las poblaciones con medidas rápidas y eficaces (embargo de armas, presión diplomática, bloqueo económico, activación de mecanismos judiciales internacionales, trabajos de cooperación política con la oposición democrática a los regímenes totalitarios, presión internacional constante para el alto el fuego, ayuda humanitaria, creación de un consejo regional por la pacificación, etc.), pero no creemos que la forma de “proteger” sea la de bombardear Libia. Sabes que por esta vía, la de imposición de una zona de “exclusión aérea”, la guerra civil en Libia está servida para mucho tiempo y que en el mejor de los casos, digámoslo así, la partición del país está garantizada. Estos “bombardeos humanitarios” están teniendo lugar sin que sean garantía de nada; su utilidad “quirúrgica” es más que discutible y los “efectos colaterales” que provocarán pronto empezaremos a conocerlos… quizás cuando la dura coraza de la desinformación a que nos someten ahora los mass media cambie por efecto, previsible, de un giro brusco de la agenda internacional.
Justificar estos bombardeos como una obligación ética de “proteger” a la población cuando nadie dice ni hace nada, por citar otro ejemplo sangrante, con la “población desprotegida” de Guinea Ecuatorial… me parece, ésta sí, una persistente e incomprensible “contradicción de fondo”.
Defiendes tu ideal (“fuerzas armadas reducidas y entrenadas especialmente para actuar en operaciones de mantenimiento de la paz, en coordinación con Naciones Unidas”), luego dices que bueno, que esto “va para largo” y luego rematas con que, mientras sí y no, “hay que convivir con una realidad menos idealista”. O sea: la realidad es la que es y hay que intervenir militarmente para arreglar los conflictos. ¿También le pedirías a la ONU que bombardeara –“selectivamente”, claro– Corea del Norte si éste país sacase, más, los pies del plato?, ¿cerrarías los ojos –con tal de que las poblaciones quedaran protegidas- y dejarías que EE.UU se encargara de proteger a los surcoreanos y China de proteger a los norcoreanos?. Vicenç, ¿a dónde nos llevaría esta lógica tuya de la “protección de las poblaciones”?. Veo que señalas, con toda razón, que nadie paró lo que ocurrió en Ruanda; lo que no señalas es qué potencias occidentales tienen responsabilidades directas en las raíces de lo ocurrido allí. Por otra parte, ¿la opción por la Paz es un asunto sólo aplicable –según tú por la vía armada humanitaria con fines de interposición- al momento en que se produce el fragor cruel de las batallas entre los bandos enfrentados?, ¿no te parece que su valor reside, a la vez, en la prevención de las guerras y en la denuncia de su preparación?, ¿no te parece, también, que muchos dictadores que han humillado hasta extremos horribles a sus poblaciones han sido sostenidos por los que ahora defienden desde el aire los derechos Humanos en Libia?. No somos idealistas, somos personas acostumbradas a ver la realidad sin el filtro cómplice de los medios de información, Vicenç. Estás defendiendo un nuevo orden internacional basado en la capacidad militar de imponer la democracia y los Derechos Humanos… pero, de verdad, de verdad, ¿quieres convencer a alguien de que son los cazabombarderos de EE.UU. y de la OTAN los que están destinados a hacer eso?
 
El “NO A LA GUERRA” no defiende la “inacción”, y no deberías asociar, como de hecho haces en tu escrito, la inacción a los “medios diplomáticos”, las “fuerzas no violentas de interposición”, etc. Esto es, en mi opinión, un flaco favor a los principios del trabajo por la Paz. Dices, arrogándote justamente el mérito de haberte posicionado con un no a la guerra desde tu objeción de conciencia, que asumes “las contradicciones de plantear salidas realistas”. Yo, en mi calidad de insumiso que fui al servicio militar y al servicio civil, no asumo las contradicciones que no he creado yo, sino la OTAN y los intereses económicos y geoestratégicos de Occidente. Estás confundiendo “realismo” con belicismo y esto, a mi modo de ver, es un grave error que por simplista podría quizás llevar a mucha gente a la confusión y el “militarismo humanitario”. Pero de todas formas, da igual que esas “contradicciones” de las que hablas las asumamos tú o yo… el problema es que las van a tener que asumir, a la fuerza, los libios y libias, ¿no?.
Pides una intervención armada en Libia para frenar a Gadafi, pero luego expresas tu deseo de que el caso no sea usado por los poderes mediáticos a manera de prueba de la utilidad del gasto militar y de las fuerzas armadas de los países democráticos… y yo te pregunto: ¿de verdad no es éste un deseo notablemente más idealista que el de aquellos que, directamente, denunciamos el error y el horror de las guerras?.
Justificas la “doctrina del mal menor”… Esperemos, Vicenç, que por el bien de muchos millones de seres humanos nunca nos veamos en la situación de aplicar o comprobar la verosimilitud de esta doctrina en un escenario de guerra nuclear. El asunto de fondo no es, como tú pareces querer, nuestra supuesta moralidad inflexible del “no matar” (que ojalá no perdamos nunca). El asunto no es que, en vez de mirar de frente a la realidad, metamos la cabeza en tierra para no ver que Gadafi mata, secuestra, tortura y asesina. No. El asunto es que los “bombardeos humanitarios” no garantizan ninguna solución, empeoran el conflicto y harán que durante muchos años en Libia se viva un infierno económico, social, político y humanitario. Los que van a “proteger a la población” van a apropiarse del gas y del petróleo libios, van a obtener réditos políticos ante sus electores, van a exculparse de lo que hicieron en Irak y Afganistán y van a llevarse por delante un país entero… ¿por la Paz, Vicenç?.
Cristóbal Orellana González (22-03-2011)

martes, 15 de marzo de 2011

Una reflexión, desde el pacifismo, sobre la guerra de Libia.

http://www.lavozdigital.es/videos/noticias/cadiz/857692440001-protestas-base-naval-rota-contra-guerra-libia.html

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Hoy martes 15 de marzo de 2011 es verdad que Gadafi está bombardeando desde aire y mar varias ciudades, pero Gadafi aún no controla todo el territorio libio, porque el lado este del país, es decir la zona desde Ajdabiya (que ya ha sido bombardeada) hasta la frontera con Egipto, está en manos del Consejo Nacional Libio.

Soy consciente de que nadie en el mundo árabe ha pedido una intervención militar terrestre por parte de Occidente. Pero quería, al respecto, y dado que la Liga Árabe ha dado su visto bueno a una zona de “exclusión aérea” en territorio libio, hacer las siguientes preguntas: a) ¿una intervención militar aérea no es una ingerencia muy grave de la OTAN en los asuntos árabes?, b) ¿una intervención militar aérea de Occidente garantiza que Gadafi no continuaría su avance militar por tierra hacia Bengasi?, c) ¿cuál será la factura económica y política que Occidente presente al Consejo Nacional Libio si logra frenar al tirano?, d) ¿cuáles serán los "efectos colaterales" de la “exclusión aérea”?; ¿diríamos algo respecto a los libios inocentes que podrían ser masacrados por la aviación militar de la OTAN en sus incursiones aéreas?, ¿acaso no es sabido que una operación de exclusión aérea implica el bombardeo de todos los sistemas antiaéreos fijos en tierra?, ¿y si Gadafi sitúa sus defensas en medio de algunas ciudades como escudos defensivos?, ¿no es sabido que la OTAN bombardearía, por la misma razón, enclaves varios como aeropuertos, acuartelamientos, puertos, infraestructuras civiles varias asociadas a las fuerzas militares de Gadafi, etc.? , e) si permitimos esta "exclusión aérea" en Libia, ¿en cuántos países árabes más tendría que intervenir la "democrática OTAN" para "liberar" a las poblaciones sometidas por los ejércitos y las fuerzas armadas de los tiranos que precisamente la OTAN y Occidente han sostenido al frente de esos países?, f) ¿de qué ha servido abatir militarmente a Sadan Husein en Irak y al régimen talibán en Afganistán si la sangría causada en estos países sobrepasa lo inconcebible?, g) ¿también sería razonable pedir una operación de "exclusión aérea" para decirle al régimen de Bouteflika en Argelia, por ejemplo, que los métodos tiránicos no son aceptables?, ¿o quizás una “exclusión aérea” en Israel para frenar la sangría que se está cometiendo desde hace años contra la población palestina?, ¿quizás una más sobre el Tíbet invadido a sangre y fuego por China?, ¿y otra para que Mohamed VI permita un referéndum de autodeterminación en libertad para el Sahara?... ¿cuántas “exclusiones aéreas” manu militari tendríamos que establecer en el mundo de hoy para garantizar la paz y la justicia?.  ¿Es la locura del "intervencionismo militar" la que garantizará la Paz en los países y entre los países?. Creo que no... y a los hechos del mundo contemporáneo me remito.


Ciertamente, ha sido el Consejo Nacional Libio surgido de la revolución democrática que ha tenido lugar allí en estas semanas quien ha pedido ya que se establezca una zona de exclusión aérea en Libia. Como pacifista, creo que nuestro trabajo es apoyar al pueblo libio en su liberación de la tiranía de Gadafi pero no por la vía del intervencionismo militar de la OTAN. La Paz ha de ser posible sin la intervención de la OTAN (cuya única intervención razonable tendría que ser, en realidad, disolverse inmediatamente). ¿O hay que creer que para parar a un dictador como Gadafi hay que llamar a una coalición militar que ha sembrado Oriente Medio de espanto y destrucción?. Es como llamar a un grandísimo pirómano a apagar un fuego… cosa -claro- que hará solícitamente, con gran teatralidad y a la vista de todos, con idea de exculparse de los demás incendios en los que participó y participa.
 
Hay quien interpreta estos putos de vista simplemente como inconsciencia o como "buenos deseos" de los pacifistas. Pero la realidad política internacional ha dado graves lecciones (guerras de Yugoslavia, Irak, Afganistán...) de lo que son y lo que significan las intervenciones de la OTAN. La negativa tutela norteamericana sobre todo el conflicto israelo-palestino y las guerras en Oriente Medio, más la amenaza de un conflicto militar abierto entre EEUU. e Irán, usando a Arabia Saudí como plataforma de ataque, etc., son realidades que no tienen nada que ver con "buenos deseos". Son estas realidades concretas, y no la formulación de utopías bienintencionadas, las que me hacen pensar que quizás lo más ventajoso para la ciudadanía Libia sería una negociación entre las partes militarmente enfrentadas para llegar a un alto el fuego cuanto antes. A Gadafi se le puede forzar a un alto el fuego porque la comunidad internacional y la Liga Árabe disponen de muchas herramientas políticas, diplomáticas y económicas para presionarle.

No debemos olvidar que actualmente, según instancias internacionales, hay 250.000 desplazados libios en Túnez y Egipto. Estas personas deben recibir inmediatamente ayuda internacional humanitaria.

Pienso que ha llegado la hora de la disolución de la amenazante y antidemocrática OTAN. Todo intervencionismo militar de Occidente en los conflictos árabes es condenable. Creo que deben procesarse judicialmente a los líderes europeos, com Berlusconi, que han dado apoyo político y vendido armas a Gadafi. Irak y Afganistán demuestran que la intervención militar de Occidente no sólo no es la solución, sino que además eterniza los conflictos, mantiene el colonialismo y aumenta brutalmente el coste de vidas humanas (más de un millón de muertos en el caso de Irak).
Frente a la intervención militar de la OTAN, caben tomar medidas alternativas contundentes y eficaces frente a Gadafi, entre ellas las siguientes: 1º) dejar de vender armas y dar apoyo político a Gadafi, a la vez que el Tribunal Internacional de la Haya dicta una resolución de procesamiento de Gadafi por crímenes de guerra, 2ª) en la ONU, y con el apoyo de la Liga Árabe y de la OUA, desposeer a Gadafi de su capacidad jurídica de gobernar Libia, a la vez que reconocer en la ONU al nuevo Consejo Libio como legítimo gobierno del país, 3ª) confiscar las fortunas personales de Gadafi y sus amigos y revertirlas inmediatamente a manos del nuevo Consejo Libio, 4ª) enviar urgentemente apoyo humanitario a la zona libia liberada, 5ª) reorganización económica de Libia a través, básicamente, de: a) un plan de ayuda económica a la zona liberada, y b) un acuerdo por la democracia y los derechos humanos por parte de los países clientes del gas y el petróleo libios, etc.
Un alto el fuego de las partes y el establecimiento de un proceso de negociaciones por el cual sea posible un proceso político de transición que de pie a unas elecciones democráticas en la nueva Libia; esta sería, quizás, la alternativa a seguir.
ANEXO: Ventas de armas europeas a Libia:
<<De los informes de la UE de exportación de armamento: en 2008 y 2009 el conjunto de países europeos le vendió armas a Libia por 595 millones de euros...
El Estado europeo que vende más armas a Libia es Italia, por un valor de 205 millones de euros en el bienio 2008- 2009, la mayor parte por la venta de aeronaves de combate, muchas de ellas helicópteros.
 
La empresa de armamento italiana Finmeccanica, participada por el Ministerio de Economía italiano en un 32,5%, tiene como accionista a la Lybian Investment Authority (LIA), la autoridad gubernamental libia, que posee el 2,01% de participaciones en esta empresa, cuota que pretendía aumentar hasta el 3% para tener un asiento en el Consejo de Administración de la empresa.
 
Destaca también Malta, que le vendió a Gadafi cerca de 80 millones de euros en armas pequeñas y municiones, probablemente de empresas de armamento italianas situadas en su territorio. Cabe mencionar también en estos dos años la venta de armamento a Libia de Francia (143 millones de euros), Alemania (57 millones), Reino Unido (53 millones) y Portugal (21 millones).
 
El Estado español, sexto mayor exportador de armas del mundo, no cuenta con Libia entre sus principales clientes: sus ventas rondaron los cuatro millones de euros.
 
JORDI CALVO RUFANGES / CENTRE D’ESTUDIS PER LA PAU J.M.DELÀS - JUSTÍCIA I PAU, Diagonal, martes 8 de marzo de 2011>>

lunes, 14 de marzo de 2011

En Jerez se están violando los Derechos Humanos

Desde el punto de vista social, el Capital está atornillando al máximo a la ciudadanía (a través de gobiernos que obedecen al Poder Financiero) con todo tipo de leyes que decretan la penuria para los que menos tienen y la abundancia para los que más tienen. El recorte de derechos sociales está ya ampliamente en la calle, pero se ve que aún no ha provocado suficiente sufrimiento como para que la gente salga en masa a la calle a protestar. Y Zapatero aún se atreve a anunciar más recortes sociales...
 
El caso es que muchos nos preguntamos cómo la gente está aguantando tanto sin decir basta ya. Es verdad que puede haber muchos factores que expliquen este desconcierto generalizado: 1) el PSOE (que aún guarda cierto marchamo "de izquierdas") está en el gobierno, doblegándose y haciendo un increíble servicio a los intereses privados, 2) la derecha -que, tranquilamente, se frota las manos- simplemente se dedica a ponerle una gran zancadilla al gobierno para que caiga, 3) las finanzas internacionales se ceban con España (lo mismo que han hecho con Grecia, etc.), 4) los grandes sindicatos no se atreven (sus razones tendrán) a plantar cara, y firman lo habido y por haber tras una huelga light (29-09-2010), 5) los medios de comunicación engañan sin piedad a la ciudadanía haciéndonos creer (porque trasmiten la castrante imagen de que "esta crisis era inevitable y ocurre en todos los países") que la recuperación vendrá, si aceptamos calladamente las "reformas" 6) el abstencionismo, el des-asociacionismo, el fenómeno de la corrupción política, la desafiliación generalizada, etc., pasan factura, 7) la crisis de la izquierda galopa sin freno, 8) la juventud y la gente de abajo está muy atemorizada, se conforma con mil euros y se refugia como puede en la televisión, el fútbol y las pequeñas compras; la clase media -aún más atemorizada- aguanta porque puede..., 9) la democracia formal y la capacidad real del Congreso de solucionar los problemas está completamente en entredicho, y 10) el clima generalizado de desgobierno, desmoralización, incertidumbre, desempleo y desesperanza hace mella generalizada en la población.
Pareciera que las cúpulas del PSOE, el PP, CIU y PNV, se han puesto de acuerdo para no encontrar soluciones mientras la población padece gravemente. Todo esto es una nueva dictadura disfrazada de democracia. Se están violando los derechos humanos (por ejemplo, el derecho al trabajo) de forma grave e impune. En Jerez hay casi 1.000 familias que viven de la caridad, cientos de deshaucios y 31.000 parados. Esta es una situación explosiva. Este estado de cosas es inaceptable, antisocial y peligroso. Cuando, con toda justicia, hagamos huelgas y protestemos, ¿nos esperan también medidas de criminalización de la disidencia y de militarización como las de diciembre pasado en los aeropuertos?

sábado, 12 de marzo de 2011

Con Indignación, desde la Esperanza



"... para mí la esperanza es una cosa que tengo cuando me despierto, que pierdo en el desayuno, que recupero cuando recibo el sol en la calle y que después de caminar un rato se me vuelve a caer por algún agujero del bolsillo. Y me digo: ¿Dónde quedó la esperanza? Y la busco y no la encuentro. Y entonces, aguzando el oído, la escucho ahí, croando como un sapito minúsculo, llamándome desde los pastos. La tengo, la vuelvo a perder. A veces duermo con ella y a veces duermo solo. Pero yo nunca tuve una esperanza de receta, comprada en una tienda de corte y confección, una esperanza dogmática. Es una esperanza viva y, por lo tanto, no sólo está a salvo de la duda, sino que se alimenta de la duda".
 (Eduardo Galeano, 1993, Diario "La República". Montevideo. Citado en el libro "¿De qué hablamos cuando hablamos de Winnicott?")

Este es un mundo loco, disparatado, que a duras penas puede mantener en pie la Esperanza. En vez de un paraíso de creatividad y de ternura, un jardín de solidaridad, de alegría y de Paz, hay quienes se empeñan en convertir la Madre Tierra en un verdadero infierno de odio, guerras, deforestación, violencia machista, contaminación, explotación y sufrimiento humano. Este es un mundo que rueda como un bólido a 200 kms. por hora y con las zapatas de los frenos gastadas. No exagero, ni profetizo, ni trato de atemorizar ni a mí ni a nadie. Sólo señalo lo que todos sabemos y sentimos y podemos ver y veo.

Quizás el gran reto, entonces, es (además de reorganizarse políticamente frente al Capitalismo) mantener la serenidad, no caer en la Desesperanza, saber que somos capaces entre todos y todas de empujar hacia soluciones transformadoras por muy complicados que los problemas (como el del Cambio Climático o las guerras continuas) sean o parezcan. Podemos favorecer la alegría de vivir y de disfrutar esta vida, con dignidad, si no bajamos la única guardia que quieren que bajemos: la guardia de la Esperanza.

La solidaridad humana y la ayuda mutua, la dignidad de nuestras vidas, el sentido común que habla de cooperación y no de competitividad, de solidaridad entre los pueblos y no de exportación de armas a las dictaduras, la ética de la responsabilidad y el cuidado frente a las prácticas del consumismo y el despilfarro... si recuperamos, pronto, el sentido de nuestra dignidad como personas-en-sociedad, si no nos dejamos arrastrar por los mensajes racistas y xenófobos de las autoridades que hablan retóricamente de Derechos Humanos pero luego aprueban severas leyes de extranjería y recortan los presupuestos de cooperación internacional a la vez que aumentan los de "Defensa"... si estamos dispuestos, de verdad, a creer en nosotros mismos y a decidir, precisamente, sobre nosotros mismos y mismas sin delegar inocentemente en los “expertos” y los gobiernos la búsqueda de soluciones a los asuntos públicos que nos importan y afectan… si decimos fuerte y claro: no a Gadafi y su dictadura, pero no, también, a la locura militarista de la Unión Europea y de EEUU. …

Claro que es posible, y urgente, y necesario, un mundo mejor. Y por eso, porque no hay que dejarse someter por el proyecto de ciudadanos abúlicos, egoístas y domesticados que nos propone la "política correcta" de los neoliberales y de los socialdemócratas capitalistas, recomiendo vivamente la lectura del texto del nonagenario Stéphane Hessel titulado "Indignaos¡¡" (http://www.attacmadrid.org/wp/wp-content/uploads/Indignaos.pdf), un breve texto que Hessel ha lanzado a la opinión pública internacional y que tanta gente hemos leído y reflexionado; entre ellos todos y todas aquéllos que creemos, desde el activismo pacifista, en la eficacia política de la Noviolencia. El texto de Hessel nos aporta ideas claras acerca de que es posible, viable y realista seguir luchando si recuperamos nuestro sentido personal y colectivo de la Dignidad. No podemos ni debemos permanecer asustados en casa viendo los engañosos telediarios. Pienso, al calor de ese texto, que dentro de nuestro corazón (y también de nuestra conciencia política) hay un mecanismo que duerme desde hace demasiado tiempo: el mecanismo de la Esperanza. Yo pido que cada uno de nosotros y nosotras bajemos hasta ese mecanismo interior y le demos al interruptor que activa nuestra Esperanza y nuestra sana rebeldía. Pido que apaguemos la televisión durante un día, que no leamos los correos electrónicos durante un día, que no charloteemos ligeramente de política durante un día, que no perdamos el tiempo durante un día hablando de lo corruptos que son (que algunos ciertamente lo son) los políticos... y que dediquemos el tiempo durante ese día, llamémosle el Día de la Sinceridad, a decirnos a nosotros y a nosotras mismas: hoy ha llegado el día de que yo active mi propia Dignidad y mi propia Esperanza y de que aliente a otros que me rodean a activar su Dignidad y su Esperanza; hoy ha llegado el día en que no voy a dejar que destrocen ni mi vida, ni la de la Madre Tierra, ni la vida de tanta y tanta gente -a la que conozco con nombres y apellidos- que está en paro, ni que trunquen, sometan y aburran la vida de nuestros hijos e hijas. Hagamos todos la prueba, guardemos sólo un día de silencio interior, un día al margen de tantos ruidos y preocupaciones y miedos y ansiedades... un día para localizar, como mínimo, dónde está en nuestro interior ese interruptor de nuestra Esperanza. Ese Día de la Sinceridad tiene que tener lugar, y el que crea que poetizo vanamente que lo crea, no desde el cajón del odio o el de la revancha, sino exactamente desde el lugar donde habita nuestro amor a la vida, es decir, desde el lugar de donde brota nuestra más profunda alegría de vivir. Desde ese lugar, sin olvidar nuestras exigencias de justicia y de libertades concretas, debe nacer el impulso que dará pie a una Indignación y a una Esperanza coherentes, serenas y constructivas.

Este es un mundo loco y disparatado, sí, sin duda, ya lo dije. Este es un mundo en el que son posibles cosas demenciales (que ocurren bajo la complicidad interesada de muchos gobiernos) como -por poner un sólo ejemplo- la investigación genómica para crear soldados más resistentes y más feroces (véase: http://www.publico.es/ciencias/357519/en-busca-de-los-genes-del-supersoldado). Pero también es un mundo lleno de vida y de Esperanza donde la gente de a pie es capaz de abatir pacíficamente el muro de Berlín (con todo lo mucho bueno que esto representa), o de desarrollar impresionantes luchas por la libertad como las que están teniendo lugar ahora en todo el norte de África y en algunos países de Oriente Medio. Entonces, ¿quizás aquí en España es que hemos perdido –o nos han robado– la Esperanza y no salimos a la calle, con justa rebeldía, porque ya no tenemos confianza, ante la envergadura de los problemas, en que juntos y juntas somos capaces de reconducir nuestras propias personas-en-sociedad?. ¡¡Pues vaya “democracia” esta que nos ha desposeído y quitado de las manos nuestra capacidad, más allá de un voto cada cuatro años, de tomar decisiones sobre lo que queremos para nosotros y nosotras mismas¡¡. Nos quitan el trabajo… pero lo hacen, esta es la clave, desde la seguridad de que ya nos han desposeído en buena medida de nuestra capacidad de organizarnos y de decidir. Este es el asunto central. Sorprendámoslos. Tenemos que recuperar esa capacidad de organizarnos y de decidir, desde la sana Indignación y desde la Esperanza.

Hay motivos objetivos para albergar en nuestros corazones la Esperanza, a pesar, sí, de la que nos está cayendo aquí en España, sin ir más lejos, con la política antisocial del triste, desnortado y anodino gobierno derechoso de Rodríguez Zapatero; o con el vaivén de las estrategias sindicales de UGT y CC.OO., sindicatos para quienes tener que convocar una huelga general es "una gran putada" (http://www.publico.es/espana/335407/toxo-la-huelga-general-es-una-gran-putada)... a la vez que se muestran prestos a firmar pactos sociales que nos hacen perder a los trabajadores y trabajadoras, de forma clara, tantos derechos sociales (aunque puede verse lo que piensan los más conscientes y comprometidos de CC.OO. en: http://noennuestronombre2011.blogspot.com/ )

Yo no me presento a las elecciones, ni estoy en ningún partido que se presenta a las elecciones, ni pido, al escribir este artículo,  el voto para nadie. Éste no es un llamamiento tradicional, en tiempo de elecciones, a la “unidad de la izquierda” y cosas así. No. Pero tengo claro que toda la gente que estamos a la izquierda del PSOE, es decir: la izquierda alternativa que tiene conciencia anticapitalista, ecologista, feminista, solidaria, alternativa, democrática, pacifista, antiglobalizadora, trabajadora… toda la gente que entendemos lo que significa la importante propuesta ecologista del "decrecimiento" (derechos sociales para todos y sostenibilidad), toda esta gente tenemos la obligación de reaccionar ahora tratando de responder a esta nueva "vuelta de tuerca" de la derecha internacional, despiadadamente capitalista y anti-ecológica, que quedó denunciada en vídeos (cuyo visionado y divulgación recomiendo) como: http://www.youtube.com/watch?v=nqno8H-mjeY. Debemos hacerlo con nuevos discursos alternativos a este sistema, nuevas estrategias políticas de coordinación para dar pie a redes organizativas que sean capaces de movilizar y de llevar a cabo acciones en la calle de denuncia del desempleo y de los deshaucios, del atraco de la banca privada a los intereses públicos, de la participación española en cruentas guerras como las de Afganistán, etc. En mi ciudad, Jerez (donde hay una situación social explosiva, con muchas familias deshauciadas, 31.000 parados, etc., en un contexto regional devastador: http://www.diariodejerez.es/article/andalucia/663143/quottsunamiquot/la/crisis/arrastra/miles/quejas/hacia/defensor/pueblo.html) nos hemos reunido ya varias veces para, desde un nuevo Bloque Alternativo, organizar actividades en la calle para fines de este mes (http://www.patalata.net/noticia.php?id=3290).

Como pacifista, militante en la "Red Antimilitarista y Noviolenta de Andalucía", quisiera decir, en estos momentos en que hemos de reactivar la Esperanza, que nuestra lucha por la Paz, desde la Noviolencia, continúa adelante (véase: http://redantimiilitarista.wordpress.com). Los gastos militares, las guerras, la militarización de la sociedad (mediante el pensamiento autoritario, la criminalización de la disidencia, etc.), el mantenimiento de las peligrosas armas de destrucción masiva, el férreo autoritarismo que esconden nuestras falsas democracias (en realidad, sistemas financiero-autoritarios que nos dejan votar cada cuatro años pero que impiden sistemáticamente que el Parlamento nacional, por ejemplo, haga algo útil en favor del empleo), etc., toda esta violencia organizada por parte de las grandes estructuras de poder, este estado de cosas donde no se permite a la ciudadanía una vida digna y en Paz, todo esto debe ser cambiado con Indignación y desde la Esperanza.

Es posible hacerlo, como nos recuerda la ilusionante y comprometida declaración del Foro Social Mundial recientemente celebrado en Dakar, Senegal: http://www.quiendebeaquien.org/spip.php?article2071. La ciudadanía de algunos países árabes nos están dando una lección magistral de cómo hacerlo. Nosotros aquí también podemos intentarlo. Ahora. Con justa Indignación, pero también desde la Esperanza, desde la conciencia política serena y desde lo más hondo de nuestros corazones, con la alegría nuestra que a los poderosos más les asusta, pero que nosotros y nosotras sabemos que hemos de emplear cuando llega el momento de quitarle el poder a quienes se empeñan en meternos en el callejón de la amargura. Ahora, con Indignación, desde la Esperanza. Ahora.



[Stéphane Hessel. (Foto: Público.es). Stéphane Hessel, que actualmente tiene 93 años, fue uno de los redactores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948, así como miembro de la Resistencia francesa y superviviente del campo de concentración nazi de Buchenwald. Su libro "Indignaos¡¡" puede leerse en: http://www.attacmadrid.org/wp/wp-content/uploads/Indignaos.pdf]